
03 Nov Casa Museo Amatller, primera obra maestra modernista de Puig i Cadafalch
El primer reconocimiento de Josep Puig i Cadafalch como arquitecto modernista le llegó tras la construcción de la Casa Amatller de Barcelona. Cuando aceptó el encargo de esta casa burguesa en 1898, Puig i Cadafalch tenía 29 años y ya había iniciado su carrera arquitectónica en Mataró, su localidad natal. En Barcelona apenas había trabajado en algunos edificios como la Casa Martí (1896), en cuyo bajo se encontraba el local de Els Quatre Gats, punto de encuentro de los artistas de la ciudad.
Puig i Cadafalch construye la Casa Amatller para el burgués Antoni Amatller, que había aumentado su fortuna gracias a la introducción de las técnicas de producción industrial modernas en su empresa chocolatera familiar. Antoni Amaltller había comprado una sobria casa de 1875 en el Passeig de Gràcia y quería adaptarla a sus gustos y al espíritu de la época. El industrial chocolatero y el arquitecto compartían los ideales de la Renaixença propios del último tercio del S. XIX, por los que valoraban y recuperaban la lengua y la cultura de Catalunya. Así que ambos estaban deseosos de que esta casa marcase un punto de inflexión en la arquitectura doméstica de la burguesía de Barcelona, inspirándose en la historia de la arquitectura catalana.
En la fachada, Casa Amatller mezcla con gran acierto varios estilos: gótico, barroco y renacentista. Los elementos arquitectónicos y decorativos se basan principalmente en ejemplos de la construcción catalana, exceptuando el remate escalonado, de influencia del norte de Europa. Si la fachada del edificio anterior era homogénea y regular, Puig i Cadadfalch concibe un telón decorativo en el que las puertas y balcones huyen de una colocación simétrica. Además, Puig i Cadafalch incluye en la fachada un programa iconográfico de esculturas, relieves en las molduras de balcones y ventanas, azulejos que crean efectos cromáticos, etc.
Casa Amatller se convirtió entonces en un edificio rompedor, ya que eliminó los antiguos criterios estéticos del Eixample de Cerdà en los que se apostaba por unas fachadas discretas, con una sobriedad casi neoclásica. A partir de Casa Amatller se inicia la arquitectura del modernisme catalán por todo el Eixample de Barcelona. Por su parte, Puig i Cadafalch se convirtió en uno de los arquitectos más solicitados por la burguesía de Barcelona, creando algunas de las obras más emblemáticas del modernisme catalán.
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